Por Jarlen Espinosa
En varias fotos de las que ambos publicaban se veían muy felices, al menos ella casi siempre sonreía, él no tanto.
Así se mostraban el suicida José Miguel Hernández de 24 años y quien fuera su esposa y madre de su hijo, Helen Suriel de 21 años.
Quien diría que luego de expresarse tanto amor todo terminaría en un hecho horrendo con un escenario traumático para quienes presenciaron el mismo en la casa de la abuela de Helen, ubicada en la calle 18 del barrio Libertad de Sabana Perdida y para aquellos que han podido ver los vídeos.
Aporte
Vídeos que hemos decidido no hacer públicos tras entender que no realizaríamos ningún aporte.
Según cuenta la abuela de Helen, la joven se había dejado del papá de su hijo, José Miguel, por que este le maltrataba físicamente, y aunque tenían solo semanas de separados, el suicida tenía una orden de alejamiento en su contra.
Este papel (la orden de alejamiento) no contó con el respeto de José, quien en horas de las noche del martes fue hasta donde Helen le realizó varios disparos y luego se pegó un tiro en la cabeza.
Él murió.
Helen aún se debate entre la vida y la muerte en el Hospital Dr. Ney Arias Lora.
En tanto que el niño, su hijo de dos años, Gerlinson, no tiene ni idea de lo que está aconteciendo a su alrededor ni de las consecuencias que ha de pagar por acciones que él no cometió, si no su padre.
Acciones como estas solo dejan dolor y tristeza entre los seres queridos, lo malo del caso es que no es la primera vez que ocurre un hecho que lamentar.
Que como si no bastaran altas las cifras de feminicidios registradas en la República Dominicana, ahora, se ha estado haciendo cada vez más frecuente el asesinato hacia las féminas y el suicidio de sus agresores y en algunos casos hasta a sus propios hijos le han cegado la vida.