Por Eudys Moreta.
Santo Domingo Norte. – Es tan buena, bonita y barata la paz.
Santo Domingo Norte. – Es tan buena, bonita y barata la paz.
Cuando pienso en ella, me conmueve lo costoso que resulta, los diversos esprines que hay que construir para sostenerla a base de esmero, sabiduría, orden y disciplina.
Hay que disponer de otros accesorios para prolongarla en el tiempo: paciencia, prudencia, transparencia y amor profundo.
Debido a su fragilidad, a su inocencia y a lo vulnerable que es, la paz, como la vida misma corre el riesgo de ser violada por cualquier trotón egocéntrico, caprichoso, negociante, egoísta e irrespetuoso de los derechos naturales, sociales y humanos.
Y tienen buenas razones los que así piensan a favor de lo colectivo, frente a ciertos individuos duales
que dicen y hacen cosas contrarias entre sí sobre un mismo fenómeno o suceso.
Ahí está el secreto.
En la vida real, la verdad es una sola.
Por más que se esconda, tarde o temprano, el tiempo le desnuda quitándole el vestido ante los ojos de todos.
Y ahí está lo malo del que monta el caballo al revés, dando la espalda a la cabeza, aprobando una cosa por otra, soltando las riendas e incentivando a los desaprensivos, a la oscuridad más que a la luz y los rompecabezas a los pueblos.
No es tiempo para callar tampoco para exacerbar sobre lo que se ve y no se ve.
Una sola advertencia quiero hacer, tenga fusta o, sin ella a la vista: nunca temo a la verdad.
El que quiere ver, que vea.
Yo vivo para la paz y no corro al cara a cara.